El primer día de clase en la
Universidad, nuestro profesor se presentó a los alumnos y nos desafió a que
presentáramos a alguien que no conociéramos todavía. Me puse de pie para mirar,
y vi una pequeña señora, viejita y arrugada, sonriéndome radiante, con una
sonrisa que iluminaba todo su ser.
Dijo: “Eh, muchacho... mi
nombre es Rosa. Tengo 87 años. ¿Puedo darte un abrazo?... ¡Claro que puede!
Y ella me dio un gigantesco
apretón. ¿Por qué está usted en la facultad en tan tierna e inocente edad?, le
pregunté. Yo estaba curioso por saber que la había motivado a entrar en este
desafío con su edad; y ella me contó:
”Siempre soñé con tener
estudios universitarios, y ahora estoy logrando uno”. Después de clase
caminamos hasta el edificio de la unión de estudiantes, y compartimos una
tableta de chocolate. Nos hicimos amigos enseguida. En el curso de un
año, Rosa se volvió un “icono” en el campus universitario y hacía amigos
fácilmente dondequiera que iba.
Adoraba vestirse bien y se
reflejaba en la atención que le daban los otros estudiantes, ¡estaba
disfrutando la vida...!
Al fin del semestre
invitamos a Rosa a hablar. Fue presentada y se aproximó al pódium. Cuando
comenzó a leer su charla preparada, dijo simplemente: “Discúlpenme, ¡estoy tan
nerviosa!...Nunca conseguiré colocar mis papeles en orden, así que déjenme
hablar a ustedes sobre aquello que sé: Ella despejó su garganta y comenzó: “No
dejamos de jugar porque envejecemos; envejecemos porque dejamos de jugar”.
Existen solamente tres
secretos para que continuemos jóvenes, felices y obteniendo éxito:
• Se necesita reír y
encontrar humor cada día.
• Se necesita tener un sueño, pues cuando estos se pierden, uno muere... ¡Hay tantas personas caminando por ahí que están muertas y ni siquiera lo sospechan!
• Se necesita conocer la diferencia entre envejecer y crecer...Si usted tiene 19 años y se queda tirado en la cama por un año entero sin hacer nada productivo, terminará con 20 años...
• Si yo tengo 87 años y me quedo en la cama por un año y no hago cosa alguna, quedaré con 88 años...Cualquiera consigue quedar más viejo.
• Se necesita tener un sueño, pues cuando estos se pierden, uno muere... ¡Hay tantas personas caminando por ahí que están muertas y ni siquiera lo sospechan!
• Se necesita conocer la diferencia entre envejecer y crecer...Si usted tiene 19 años y se queda tirado en la cama por un año entero sin hacer nada productivo, terminará con 20 años...
• Si yo tengo 87 años y me quedo en la cama por un año y no hago cosa alguna, quedaré con 88 años...Cualquiera consigue quedar más viejo.
Eso no exige talento ni
habilidad. La idea es crecer a través de la vida y encontrar siempre
oportunidad en la novedad: Los viejos generalmente no se arrepienten por
aquello que hicieron, sino por aquellas cosas que dejaron de hacer. Las únicas
personas que tienen miedo a la muerte son aquellas que tienen remordimientos.
Al de este año, Rosa terminó
el último año de la facultad que comenzó tantos años atrás. Una semana después
de doctorarse, Rosa murió tranquilamente durante el sueño. Más de 2.000
alumnos de la facultad fuimos a su funeral en tributo a la maravillosa mujer
que enseñó, a través de su ejemplo, que
“NUNCA ES DEMASIADO TARDE PARA SER TODO AQUELLO QUE UNO
PUEDE PROBABLEMENTE SER”.
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