viernes, 5 de diciembre de 2014

EL TRABAJO EN EQUIPO



Cuenta la historia que un día, en una carpintería, todas las herramientas se reunieron para discutir sus diferencias.

El martillo, el más efusivo de todas ellas,  se adelantó a decir que él debía de ser el presidente, Porque en todo el lugar no había herramienta  más fuerte que él.

Sin embargo, algunas de sus compañeras, indignadas,  pidieron su renuncia, porque siempre estaba haciendo demasiado ruido, era rudo y agresivo y todo lo arreglaba a la fuerza.

Dicho aquello, el martillo, en parte, dolido, admitió su culpa, pero también pidió que renunciara el destornillador, porque era demasiado terco, y siempre acababa  dando demasiadas vueltas hasta lograr conseguir aquello que se proponía.

El destornillador, también admitió su parte de culpa, pero pidió que se expulsara a la lija, que se comportaba siempre de un modo áspero y seco en el trato con las demás.

La lija, sintiéndose sorprendida a la vez que culpable por tales acusaciones, arremetió contra el metro, que siempre buscaba medir a los demás según su criterio, con dotes de superioridad, como si sólo él fuera perfecto.

Justo en ese momento, el carpintero entró en el cuarto, juntó todas sus herramientas e inició su trabajo. Y utilizando su martillo, su destornillador, su lija y su metro, convirtió unos pedazos  de  madera rústica en un precioso y elegante mueble.

Cuando el carpintero, satisfecho, acabó su trabajo y se fue, las herramientas quisieron continuar con aquella asamblea. Pero el serrucho, muy vivo y cortante, se adelantó, y les demostró con aquella actitud de su dueño,  que todas ellas tenían sus pequeños defectos. Pero que él trabajaba con ellas resaltando las cualidades y puntos más valiosos de cada una, en lugar de fijarse solamente en sus flaquezas.

Que amaba a su martillo porque era fuerte.

A su destornillador porque unía con decisión.

A su lija porque limaba todas las asperezas.

Y al metro porque era preciso y exacto en su trabajo.

Y que todas aquellas herramientas, formaban un equipo capaz de generar Calidad.

Y en ese momento, todas se sintieron afortunadas de poder trabajar juntas.

En las personas, del mismo modo que con aquellas herramientas,  no sirve de nada encontrar los defectos de los demás. Tenemos que buscar la manera de complementar los defectos con las fortalezas  y  virtudes de cada uno. Para juntos, poder formar Equipos capaces de generar Calidad. Es ahí donde florecen las mayores conquistas humanas.




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